viernes, 6 de junio de 2008

buen diente en el malecón ¡sí allá abajo!

Chicos y Chicas ya hice mi cita con la nutricionista, ya veremos si logra rebajar a buen diente, pero que no cunda el panico, espero disfrutar de todo pero moderado. Hope so…

Siguiendo en la misma línea de nutricion, estuve con unos amigos en el VESUVIO MALECÓN, sí allá abajo, pero llegamos más rapido y fácil de lo que pensamos.
Tengo por decirles que nos sentamos en la terraza (el interior estaba bastante lleno y los vidrios empañados me advirtieron del frío que allí hacía), la noche estaba fresca, había estado lloviznando.
El servicio como siempre lo he recordado, top notch, excelente.

Mis compañeros de “masticación” fueron en plan de comer light, pedimos el tradicional carrito de antipasto.
Del carrito nos sirvieron un plato enorme por la cantidad de cosas que nos antojamos, berenjena parmesana, berenjena siciliana, berenjena envinagrada, bolitas de mozzarella condimentada, hongos al ajillo, vegetales al grill y encurtidos, todo esto acompañado de unas rodajas de pansito tostado con queso parmesano (yo me hice cargo del pan).
Todo estaba delicioso, no quedo nada en el plato, por poquito nos llenamos, pero hicimos lo debido y compartimos dos carpaccio de carite, justo lo necesario y dentro de los estándares de calorías por día. Obviamente, cero postre. (sinceramente ninguno llamó mi atención…)
Ese día me senti que ya estaba bajo el mando de la nutricionista, pero ¡no! era la influencia dietética de mi amiga Jay.

Compatriotas de “BuenDienteLandia”, sé que a la hora de pensar en un restaurant nos viene a la mente algo moderno, nuevo y céntrico, pero considero que debemos darle oportunidad a los clásicos que nos pueden sorprender reviviendo sabores originales y nuestras costumbres de cuando íbamos con nuestros padres.
On the down side, les podría decir que sí esta un poco alejado de la “típica” civilización, que la terraza es súper agradable, hasta que pasa una patana con la bocina estruendosa que no evita que brinque de mi silla (by the way, un poco enana para la mesa y el espaldar un poco incómodo, para no decir completamente).
Los ojos del capitán de la zona permanecía en nuestra mesa, entiendo que era para darnos el mejor servicio, pero sentí una leve invasión y mi conversación cohibida por un instante.
Como diría mi Mamá: “pecata minuta” (cosas sin gran importancia).

Vesuvio Malecón no deja de sorprenderme, definitivamente tradición renovada!

Bon Appetito!
Buen Diente

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